Los aspirantes a pertenecer al Santo Oficio debían someterse a la llamada “prueba de limpieza de sangre”

Historias de la Subbética: La Inquisición en Carcabuey y Priego

La identidad de las personas denunciadas en Carcabuey y Priego nos permiten afirmar que un 31% de ellas eran moriscos, los restantes pertenecen a distintos estamentos de la sociedad cristiana

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photo_camera Auto de fe de la Inquisición, de Francisco de Goya

Un fenómeno muy conocido y del cual nuestro país fue fiel exponente , mucha tinta se ha vertido sobre el tema, muchas las opiniones y reflexiones, sin lugar a dudas fue un hecho que marcaría enormemente la vida de nuestros ascendientes, aún en el lugar mas recóndito del solar peninsular .

Carcabuey lógicamente no escapo a la influencia de la “Santa Hermandad”, quedando su termino encuadrado en el distrito del tribunal de Córdoba, el cual a su vez se encontraba dividido en diez partidos, al sexto de los mismos correspondían los términos de Carcabuey , Priego de Córdoba, Locubin, Alcaudete y Alcalá la Real.

La presencia en cada una de estas localidades la personificaban los llamados familiares de la inquisición, estos eran colaboradores seglares que servían al santo oficio como informadores, delatores o incluso como guardias armados. Gozaban en contrapartida por los peligros a que se exponían, de singulares privilegios, como el poder portar armas, acogerse a la jurisdicción del tribunal inquisitorial, incluso en delitos .

Estas y otras ventajas hacían que los candidatos fuesen numerosos, este hecho hizo que con el tiempo se tomara la determinación de controlar su numero, que debería ir o estar en relación con el de habitantes del vecindario. Durante los últimos años del siglo XVI solo existieron en Carcabuey tres familiares del Santo Oficio, sin que conviviesen con estos ningún comisario o notario como en otras comunidades vecinas. 

Cuanto mas cerca esta la villa del núcleo granadino, mas intensa es la presencia de la vigilancia inquisitorial, a excepción de Priego, que a pesar de encontrarse mejor comunicada que Carcabuey, la presencia en tantos por ciento, referente a controladores de la Santa Hermandad es inferior. Posiblemente la respuesta a esto se debe al aumento considerable de la población, que sufrió este núcleo en ese periodo de tiempo y que no fue acompañado por el incremento de vigilancia de la inquisición.

A el control cotidiano que ejercía este personal, se debe unir ciertas inspecciones periódicas llamadas “visitas “, que giraban los propios inquisidores cordobeses. Cuatro visitas se produjeron en la comarca entre 1570 y 1605, todas iniciadas desde Córdoba. En el transcurso de estas visitas se produjeron delaciones y testificaciones ,de las que derivaban frecuentemente las incoacciones de los correspondientes procesos y el encarcelamiento de los reos .

Los descendientes de aquellas familias de conversos, procedentes de Montefrio, que habían sido traídas por la casa de Aguilar años antes, tuvieron que vérselas con los inquisidores por muy diversas causas. La mujer de Andrés Hernandez, porque al delatar a una mujer le ordenaron que guardara el mas absoluto silencio y sin embargo revelo el secreto, por ello la penitenciaron a salir en auto de fe el 18 de octubre de 1570 , con una vela, y al pago de cuatro ducados.

Diego Hernandez Casarabolena y Juan Gutiérrez Almuda, por motivos razonables de sexualidad, fueron penados a recibir 200 y 100 azotes, mas 6 y 5 años de galeras respectivamente. Isabel Hernandez de Luna, pese a sus creencias mahometanas fue reconciliada; y para finalizar tres mujeres y hombres fueron absueltos de las instancias a finales del XVI , aun habiendo sido acusados de continuar observando la ley de Mahoma.

Los delitos por los que habitualmente se abrían procesos eran: aquellos que consideraban que la fornicacion no era pecado, por faltas contra el Santo Oficio, blasfemias y reniegos, solicitar a hijas de confección,  hechicerías, palabras o dichos escandalosos, bígamos, judaizantes e islamizantes. 

La inquisición estaba muy atenta a los cristianos nuevos pero sin dejar de observar a los viejos. La visita realizada en 1570 por el inquisidor Alonso Tamaron a los núcleos sometidos a la jurisdicción eclesiástica de la abadía de Alcalá la Real y otros lugares próximos, estuvo motivada por la presencia de una importante comunidad morisca en Priego. La inquisición de Córdoba considero necesario una estrecha vigilancia a esta minoría ,para evitar conexiones con los moriscos sublevados en el reino de Granada.

En el curso de esta visita, el citado inquisidor recibió denuncias contra un total de 150 personas avecindadas en varias poblaciones como Priego de Córdoba (58 denuncias). 

En términos numéricos las villas de Carcabuey y Priego ocupan un lugar muy destacado. La identidad de las personas denunciadas en Carcabuey y Priego nos permiten afirmar que un 31% de ellas eran moriscos, los restantes pertenecen a distintos estamentos de la sociedad cristiana vieja .Algunos de los mismos son miembros del clero , de la aristocracia local , de profesiones artesanales , de los sectores primario y terciario.

Las acusaciones presentadas contra miembros de la comunidad morisca, ofrecen como rasgo distintivo las que denuncian como base de los supuestos delitos, el apoyo a sus correligionarios sublevados en el reino de Granada. En coacciones serán denunciados por estar circuncidados y tener ciertos hábitos alimenticios, por la falta de respeto a las manifestaciones religiosas y por sus peculiaridades culturales .

Los aspirantes a pertenecer al Santo Oficio debían someterse a la llamada “prueba de limpieza de sangre”, esto era comprobar una serie de requisitos, que no fueran descendientes de judíos, debían ser personas cultas, de buen carácter y reputación, reconocida lealtad y honradez. También estaban obligados a pagar la “media annata ”, o mitad de los ingresos percibidos durante el año, con destino en la cámara apostólica.

Los familiares o alguaciles de la inquisición estaban facultados a practicar detenciones, eran también carceleros y en ciertas ocasiones debían acompañar a los inquisidores, no podían llevar armas, solo los autorizados, usaban cruces y las diferentes insignias de la inquisición, en las fiestas solemnes, en los autos de fe y cuando tenían que recibir a personajes importantes. El alguacil mayor era un cargo de honor que solo se daba a personas de categoría.

Los comisarios tenían por cometido el estricto cumplimiento de cuantas misiones se les encomendaran, entre ellas investigar el pasado, reputación, negocios y amistades de las personas denunciadas, con el fin de comprobar si eran ciertos los delitos que se le impugnaban . 

Los notarios se encargaban de los bienes confinados a los reos, una parte los destinaban a la corona y la otra para el Santo Oficio, con ellos cubrían parte de sus cuantiosos gastos. Los calificadores estaban encargados de examinar los libros y escritos denunciados como herejes e inmorales .Las denominadas personas honestas visitaban a los prisioneros para consolarlos en su infortunio y enseñarles la verdadera fe.

Poseemos una relación de las solicitudes emanadas de aquellos sujetos que deseaban pertenecer al santo oficio  para formar parte de su plantilla, en este caso a el cargo de familiar. Para ello iniciaban un expediente administrativo en el que integraban una serie de testificaciones, apadrinamientos, ascendencias, todas encaminadas a demostrar la limpieza de sangre y los rasgos de honestidad que le permitieran desempeñar tal menester.

Artículo de José Manuel Molina Carrillo, historiador

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