El Ara del Obispo Bacuada de la iglesia de San Juan Bautista de Cabra ya es Bien de Interés Cultural

Esta pieza, que entra a formar parte del Catálogo General bajo la figura de máxima protección patrimonial, fue hallada casualmente en 1550 en un paraje denominado El Campillo

El Consejo de Gobierno ha acordado inscribir en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz (CGPHA), como Bien de Interés Cultural (BIC), con la categoría de Mueble, el Ara del Obispo Bacauda de la iglesia de San Juan Bautista del Cerro, ubicada en Cabra, una pieza de gran relevancia al ser un testimonio epigráfico de la consagración de la basílica de Santa María y por su relación con la sede Episcopal de Egabrum (Cabra).

El Ara del Obispo Bacauda es una inscripción de tipo religioso de época romana, reutilizada de un original de época romana imperial. Con forma prismática, este bien patrimonial presenta una inscripción cristiana en cuatro de sus frentes de carácter fundacional, consagratorio y dedicatorio, que alude a la consagración de la basílica de Santa María por el obispo de Egabro Bacauda en el siglo VII d. C.

Esta pieza, que entra a formar parte del Catálogo General bajo la figura de máxima protección patrimonial, fue hallada casualmente en 1550 en un paraje denominado El Campillo. Desde el siglo XVI, tal y como recoge el expediente, se conserva en la iglesia de San Juan Bautista del Cerro de Cabra, donde cumplía la función de soporte de una pila de agua bendita.

El epígrafo romano original fue borrado, al igual que cualquier motivo decorativo que pudo existir en el cuerpo central. El epígrafe visigodo se extiende por las cuatro caras del ara, según detallan los técnicos tras su estudio. El ara, de piedra caliza, tiene un zócalo cuadrangular, con la parte inferior inserta en el suelo de la sacristía de la iglesia de Cabra. En la parte superior e inferior se observan unas modulaciones compuestas por talones inversos dispuestos entre biseles.

La reutilización de las antiguas aras paganas con sentido cristiano sólo se documenta con seguridad en un espacio determinado, la zona centro occidental de la Bética, y por un tiempo concreto, el siglo VII, de ahí la importancia histórica, artística y cultural de esta pieza.