Hallan en la provincia de Córdoba los textiles más antiguos documentados en el conjunto de la Península Ibérica

El Área de Prehistoria de la Universidad de Córdoba ha participado en un estudio que ha identificado telas de hasta 5400 años en una pequeña cueva sepulcral en el Cerro de la Calera, en Obejo

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La Universidad de la Córdoba ha colaborado en un estudio que confirma el hallazgo de los textiles más antiguos documentados en el conjunto de la Península Ibérica. Se trata de una investigación que ha identificado telas de hasta 5400 años en una pequeña cueva sepulcral en el Cerro de la Calera, en Obejo (Córdoba), descubierta por espeleólogos del G40. La excavación de dicho contexto sepulcral fue realizada por un equipo de arqueólogos en 2016, con permiso de la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía.

El profesor de la Universidad de Córdoba Rafael M. Martínez, coautor del estudio explica la metodología utilizada: “hemos seleccionado fragmentos de hilo de escasos miligramos para datar por AMS (espectrometría de masas con acelerador) cuatro de los cinco ejemplares de telas encontrados. Dos de ellos constituyen los ejemplos más antiguos documentados de textiles verdaderos, tejidos con telar, en el conjunto de la Península, correspondiendo a la segunda mitad del IV milenio antes de Cristo. Ello encaja cronológicamente con la aparición en el registro arqueológico de las primeras pesas de telar realizadas en arcilla en la región”. El ejemplar datado más reciente, es la primera tela preservada teñida intencionalmente con cinabrio en el conjunto del Mediterráneo Occidental.

La principal autora del trabajo, Margarita Gleba, profesora de la Universidad de Padua (Italia), apunta que “la producción textil es uno de los procesos tecnológicos más importantes y complejos de la prehistoria, pero suele ser poco estudiado, principalmente, debido a la naturaleza perecedera de las fibras que constituyen este material”. Asimismo, Gleba expone que el hallazgo de los restos textiles de Obejo resulta, a todas luces, excepcional, debido principalmente a su conservación en un ambiente extremadamente seco. “Si bien constituyen fragmentos de pequeñas dimensiones, su valor es enorme, siendo fundamentales para conocer la evolución de la tecnología textil en Europa y en el conjunto del Mediterráneo a lo largo del Neolítico y la Edad del Cobre”, concluye.