El interés culinario de muchas de las setas que se encuentran en nuestra zona está muy limitado

Seis tipos de setas comestibles que puedes encontrar en la Subbética

El turismo micológico cada vez tiene más adeptos y el Parque Natural de las Sierras Subbéticas es sin lugar a dudas un lugar idílico para practicarlo

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El turismo micológico cada vez tiene más adeptos y el Parque Natural de las Sierras Subbéticas es sin lugar a dudas un lugar idílico para practicarlo. Nuestra comarca, por sus condiciones y características tanto climatológicas como naturales, es una zona rica en setas y hongos de multitud de formas, colores y tamaños. 

En la aldea prieguense de Zagrilla se puedes aprender, disfrutar y adentrarse en este mundo a través del Jardín Micológico ‘La Trufa’, un espacio único en Europa donde se cultivan y estudian las setas características en los ecosistemas más representativos de Andalucía. 

Aunque el Parque Natural y Geoparque de las Sierras Subbéticas es un escenario propicio para la micología, debes tener mucho cuidado si vas a salir al campo o la sierra para la recogida de setas. Y es que el interés culinario de muchas de las que se encuentran en nuestra zona está muy limitado a causa bien de su toxicidad o de un sabor poco apetecible. 

En este artículo nos introduciremos un poco más en este bonito y, para muchos, desconocido mundo de la micología destacando algunas de las setas que se pueden encontrar en la Subbética. (Se recomienda informarse siempre de la mano de un especialista para distinguir las especies venenosas). 

Setas de cardo

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Probablemente se trate de la seta más conocidas y más buscada en nuestra comarca, pues para muchos es la mejor de todas las variedades comestibles. Su crecimiento va unido a las raíces en fase de descomposición de ciertos cardos. Suele crecer en praderas o grandes claros de bosque, preferiblemente en otoño, aunque también en primavera si las condiciones son adecuadas. 

Pedos de lobo

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La lycoperdon perlatum, más conocida popularmente como ‘pedo de lobo’, se puede encontrar en nuestras sierras prácticamente durante todas las épocas del año. Se trata de un hongo blanco que a medida que alcanza la madurez se va volviendo marrón. Cuando posee dicho color, si se estruja libera una especie de polvo. Se puede comer de joven, cuando la gleba es blanca, aunque carece de valor culinario. Una posible receta es freírlo con ajos.

Setas de álamo

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  Foto: lacasadelasetas.com

Se trata de otras de las variedades más conocidas, fáciles de encontrar y consumidas de las que crecen en nuestra comarca. Se suelen encontrar sobre tocones y troncos cortados, viejos o partidos no sólo de álamos, sino de una gran diversidad de árboles de hoja caduca característicos de las riberas de ríos y arroyos. Esta seta primero es semiesférica, de color pardo-oscuro, después se extiende y va tomando tonalidades beiges a pardo-claras.

Pie azul

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Foto: lacasadelasetas.com

Su nombre científico es Clitocybe nuda, aunque a esta a esta singular y colorida seta se le conoce popularmente como pie azul. Aunque es comestible, tiene un sabor un tanto particular. Y es que son tantos los amantes de la micología que que la detestan como los que la persiguen. El estado de humedad de la seta es muy importante, ya que se suelen "encharcar" y quedar con una textura flácida un poco desagradable.                                         

Níscalos

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El níscalo es una de las setas más extendidas en España y como no, también se puede encontrar sin mucha dificultad en la Subbética cordobesa. Suele crecer principalmente en otoño y destacan por ser de color anaranjado. La distinta valoración con respecto a su calidad culinaria puede deberse a que su sabor varía con el terreno donde crece. A menudo es consumida asada, guisada, o como complemento de los guisos de carne. 

Champiñón silvestre

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El conocido champiñón silvestres también es una de las setas comunes que se puede encontrar en nuestra comarca. Se trata de un hongo saprófito y excelente comestible cuando es joven o cuando sus láminas aún permanecen rosadas. Suelen salir en lugares despejados como prados y tierras bien estercoladas. A diferencia de los champiñones comerciales, Los champiñones silvestres son de un porte más grande que los comerciales y tienen un sabor mucho más intenso.